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Las discusiones alrededor de la conveniencia o no de usar y estar en la Web ya han perdido todo sentido. Internet no es una moda. Es un fenómeno irreversible que crece día a día en número de usuarios, volumen de contenidos publicados, servicios y escenarios de participación, y que además está modificando hábitos y pautas de comportamiento, planteando nuevas maneras de relacionarse e interactuar; transformando, incluso, a los otros medios.
Ignorar la existencia de Internet o marginarse de estar presente en el ciberespacio es marginarse del curso de la sociedad misma. Esto no significa que haya que conformarse con aceptar que existe. Es importante comprender su alcance e implicaciones en cuanto medio de comunicación y espacio de acción, y reflexionar acerca de cuál es la mejor forma de aprovecharlas convenientemente.
Ante la existencia de otros medios sobre los que se conoce más y en los que se tiene ya una experiencia y un bagaje, es claro que desde el punto de vista personal (incluso institucional) es posible elegir entre estar (actuar) o no en la Web. Pero una decisión como esta debe asumirse a partir de su conocimiento (hay que conocer qué es lo que se rechaza y por qué se hace) no de su ignorancia, porque de lo contrario se deben asumir las consecuencias, porque aunque nos abstengamos de usarla o la ignoremos, igual nos veremos afectados por su impacto.
Ya se dijo que tanto los individuos como las empresas tienen la oportunidad de elegir el estar o no presentes en ese inmenso y cada vez más complejo escenario inmaterial que es la Web. Aún más, es decisión de cada quien hacer presencia pasiva allí (que es algo parecido, aunque no igual, a no estar) o mantenerse activo con el propósito de dar plena cuenta de su existencia. En el caso de una persona, es una opción válida y respetable el no querer estar allí con fundamento en razones muy personales. Sin embargo, en el caso de una empresa, la inexistencia en la Web o la existencia pasiva es inconcebible y más temprano que tarde tendrá que asumir las consecuencias de ello.
Mientras que para las personas, su presencia y actividad en la Web es una opción, para las empresas es definitivamente un imperativo.
En el caso de una persona, es una opción válida y respetable el no querer estar allí con fundamento en razones muy personales. Sin embargo, en el caso de una empresa, la inexistencia en la Web o la existencia pasiva es inconcebible y más temprano que tarde tendrá que asumir las consecuencias de ello.
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