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Qué podemos esperar de la educación híbrida luego de la pandemia

Luis Fernando Correa Calle
El tiempo ha permitido evidenciar una serie de problemas y dificultades que indican que las clases remotas solo pueden ser una solución provisional a una situación coyuntural y que, para el futuro cercano, es necesario buscar opciones mucho más efectivas cuya puesta en práctica requiere una buena conceptualización previa y una preparación apropiada de los docentes.

La pandemia del COVID-19 tomó por sorpresa a todos los sectores productivos y a la sociedad en general. En el caso de la educación, todas aquellas instituciones que no tenían una oferta consolidada de educación en línea, es decir la inmensa mayoría (por no decir que casi la totalidad), se vieron en la imperiosa necesidad de ofrecer clases remotas, las cuales se iniciaron de manera abrupta, sin mucha preparación de los docentes ni de las instituciones.

Qué podemos esperar de la educación híbrida luego de la pandemia

El resultado de esto ha sido, por fortuna, la posibilidad de dar continuidad a las actividades de enseñanza (hay que reconocer que en algunos casos con mejor fortuna que otros), pero también estudiantes con poca motivación e interés por las clases.

El tiempo ha permitido evidenciar una serie de problemas y dificultades que indican que las clases remotas solo pueden ser una solución provisional a una situación coyuntural y que, para el futuro cercano, es necesario buscar opciones mucho más efectivas cuya puesta en práctica requiere una buena conceptualización previa y una preparación apropiada de los docentes.

Algunos de los problemas más críticos de las clases remotas son:

- No todos los estudiantes tienen acceso estable y permanente a Internet, con lo cual las posibilidades que muchos de ellos tienen de atender a las clases remotas son muy bajas o nulas.

- Los profesores han tratado de reproducir sus clases presenciales, pero usando medios virtuales. El resultado de esto es que las clases remotas son monótonas y aburridas y en ellas los estudiantes pierden motivación, se distraen fácilmente y se ocupan de otras cosas mientras se mantienen conectados dando la apariencia de estar atendiendo a la clase.

- Muchos de los docentes se enfrentan a condiciones poco apropiadas para sus modelos habituales de evaluación, de modo que los estudiantes tienen la oportunidad de hacer trampa.

Podría seguir enumerando otras dificultades que plantean las clases remotas (muchas de las cuales ya se han discutido profusamente en foros, artículos de prensa y blogs). Pero el propósito de esta reflexión no es llover sobre mojado, sino más bien mirar hacia adelante a partir de las proyecciones que están haciendo las instituciones educativas y las autoridades de la educación.

Dada la cantidad de artículos, notas de prensa hablada y escrita, informes y estudios de organismos multilaterales, y declaraciones de autoridades educativas en las que se afirma que la educación híbrida "... es un método alternativo de enseñanza", "...es un modelo de enseñanza", "...es un modelo educativo", etc. (si alguien piensa que estoy exagerando lo invito a buscar en Google "educación híbrida" y a leer las definiciones con las que se suele iniciar el abordaje de tales contenidos), considero necesario aclarar que la denominación "educación híbrida" no es un concepto nuevo, pero sobre todo que no es ni un método ni un modelo educativo. Es sólo una circunstancia, establecida de forma deliberada, en la que una parte de las actividades del proceso educativo se realizan de forma presencial y otras en línea (a través de internet).

De la misma manera y por las mismas razones que la educación presencial no es ni un modelo ni una metodología (solo es una circunstancia en la que los actores del proceso coinciden en tiempo y lugar), y en ella se pueden aplicar diversos modelo y metodologías, la educación híbrida (como también es el caso de la educación en línea) no es un modelo educativo ni tampoco una metodología de enseñanza. El tipo, el orden, la forma y la cantidad de actividades que se realicen en cada una de las modalidades (en línea y presencial), lo mismo que el rol que asuma el docente (entre otros factores), es lo que define cada uno de los múltiples modelos educativos posibles de una educación híbrida (o una exclusivamente presencial o en línea).

Para aclarar esta idea, presento a continuación unas muy breves descripciones ilustrativas de posibles modelos de educación híbrida:

Modelo híbrido 1.

El docente ofrece explicaciones de un tema en tres sesiones sincrónicas transmitidas a través de internet (clases remotas). Luego, en una sesión presencial, complementa sus explicaciones y hace preguntas a los estudiantes promoviendo su participación.

Modelo híbrido 2.

El docente realiza explicaciones de un tema en dos sesiones presenciales y luego pide a los estudiantes que realicen trabajo asincrónico en una plataforma en línea, que consiste en discusiones y trabajo colaborativo (en un tiempo equivalente a dos sesiones de clase).

Modelo híbrido 3.

El profesor graba sus explicaciones en videos y les incorpora opciones de interactividad (para que durante su visualización se formulen preguntas a los estudiantes y se registren sus respuestas). Estos videos deben ser visualizados por los estudiantes en cualquier momento (cualquier día y a cualquier hora) dentro de un período de tiempo definido, previo a una sesión presencial en la que los estudiantes realizan actividades de aplicación de lo estudiado con orientación y apoyo del profesor. Al llegar a la sesión presencial, el docente ya ha podido analizar un reporte acerca de la visualización y la interacción de cada estudiante con cada uno de los videos (número de veces que lo estudió, hasta qué tiempo visualizó en cada una de ellas, qué respondió en cada una de las preguntas que se le formularon automáticamente, etc.

Y aún caben muchas posibilidades de modelos educativos diferentes bajo la modalidad de lo que se puede llamar educación híbrida, no sólo variando las proporciones entre la cantidad de actividad presencial y de actividad en línea, si no también modificando la naturaleza de cada actividad y el tipo de intervención del docente.

Note el lector, que me he limitado a enunciar muy brevemente cada modelo con propósitos ilustrativos y sustentar la idea de que la educación híbrida no es un modelo ni una metodología, y que en ella caben infinidad de modelos educativos y de métodos de enseñanza. En ningún momento he calificado la utilidad, validez o pertinencia de cada uno, puesto que para hacerlo tendría que analizar un mayor número de factores y una entrada de un blog no es el espacio apropiado para llegar a ese nivel de especificidad (a quien le interese ese tema, le puedo decir que en las próximas semanas estaré publicando un libro, de distribución gratuita, en el que analizo y doy herramientas con fundamentación pedagógica para construir, de una manera muy sencilla, estrategias educativas efectivas para la enseñanza presencial, en línea e híbrida, considerando los diferentes factores que afectan el aprendizaje).

Entonces, varias de las preguntas que cabe hacer a las autoridades y a las instituciones educativas cuando afirman que el camino a seguir es la educación híbrida son:

- ¿cuál, entre la infinidad de todos los modelos posibles de educación híbrida, consideran que es el que se debe implementar?

- ¿en qué proporción se deben combinar la presencialidad y la virtualidad en un modelo híbrido óptimo? ¿por qué?

- ¿Qué tipo de actividades consideran más apropiadas para realizar en la presencialidad y cuáles se realizarían en línea?

- ¿su concepto de educación híbrida incluye actividades asincrónicas?

- ¿cuál es el papel que debe tener el mediador o docente en el proceso educativo? ¿Un transmisor del conocimiento? ¿un tutor? ¿un mentor? ¿un apoyo para el autoaprendizaje?

Personalmente, estoy convencido que la educación híbrida es una modalidad que puede enriquecerse con lo mejor de los dos mundos: el presencial y el virtual. Aunque tengo el temor de que se realice con lo peor de cada uno de ellos (porque su implementación aparenta ser más sencilla y cercana a la práctica educativa tradicional). No se trata de combinar por combinar. Es fundamental crear conciencia de la necesidad de definir claramente el modelo educativo con el que se abordará en cada caso la modalidad híbrida. Por ahora, la principal barrera para lograrlo es partir de la idea equivocada de que la educación híbrida es una metodología o un modelo educativo.

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